Una crítica feroz a los premios. Y a los jurados. También a los agentes literarios. Por supuesto, a los autores que se venden a las editoriales comerciales. El crítico literario Miguel García-Posada despellejó sin escrúpulos al universo literario español. «Corrupción, representación teatral, mascarada»… La palabra de García-Posada, pertinaz umbralólogo, sonó en la voz del pausado y reflexivo Enrique Baena, profesor de Literatura de la UMA. El crítico faltó a su cita de esta tarde en Málaga (Ámbito Cultural de El Corte Inglés) y envió a Baena unos folios, que este leyó con jugosos comentarios.
Contó García-Posada que Jesús Ceberio, ex director de El País, le echó del periódico por defender a Umbral en la concesión del Premio Cervantes 2001, muy competido con el poeta Carlos Bousoño. Habló de manipulación, de cómo le quitaron su columna semanal de Babelia y del caso Ignacio Echevarría con una novela de Bernardo Atxaga. «Todo funciona entre el clientelismo y la corrupción. Ni las letras ni las humanidades importan una palabra».
Baena: «La verdad sin matices es abyecta. No contemplo la casuística de que todos los premios literarios son corrupción». El profesor denunció eso sí que muchos escritores escriben pensando en la horma del premio literario. «El ahormamiento en función del marketing es un camino poco feliz de lo literario».
El profesor definió a García-Posada como un apocalíptico. Se refería Baena al libro Apocalípticos e integrados, una de las obras cumbre de Umberto Eco. «Él cree que se ha llegado al final, que ya no hay nada qué hacer, pero yo soy más integrado: la sociedad y la literatura continúa. Lo importante es el testimonio diario. En tiempos de indigencia el esfuerzo tiene que ser mayor».
Y nadie dijo nada de la novela de García-Posada, La sangre oscura, criticada sin perdón por Arturo Pérez-Reverte en un artículo periodístico con patente de corso.