El periodista Agustín Rivera presentó ayer en el festival de cine de Málaga ‘El viaje de los ingleses’, que recoge el proceso creativo de la cinta de Banderas
Efe; 16-3-2007
MÁLAGA.- Planos, encuadres, risas, frustraciones, anécdotas, silencios; miles de secretos ocultos en la trastienda de la película El camino de los ingleses quedan al descubierto en un libro que recorre todo el proceso de gestación y rodaje del «gran sueño» de Antonio Banderas.
El viaje de los ingleses. Rodando con Antonio Banderas reza en el título del libro en el que el periodista Agustín Rivera recoge el pulso y el latido de la intrahistoria que se esconde al otro lado de la gran pantalla desde el nacimiento en Portugal de la novela de Antonio Soler, en la que se basa la película, en 2002, hasta la postproducción de la cinta en Londres en septiembre de 2006.
«Es el primer libro de estas características que analiza de principio a fin todo un proceso creativo tanto literario como cinematográfico», explicó ayer el autor durante su presentación en el Festival de Cine de Málaga, a la que también acudieron el escritor Antonio Soler, el productor y compositor Antonio Meliveo y la actriz María Ruiz -Luli en la película-.
El monográfico o «gran reportaje», como lo denominó Rivera, describe con la fidelidad de un taquígrafo el alumbramiento de la novela, su adaptación al guión, las diez semanas y media de rodaje entre Málaga, Alicante y Londres y, «aunque el libro en teoría acabaría ahí», aún continúa con el montaje en Los Ángeles y Madrid hasta los últimos retoques del sonido y la banda sonora.
A través de este testimonio se descubren anécdotas como la agitación que generaba el rodaje a su paso por Málaga donde no fueron pocas las intervenciones de espontáneos que gritaban a Banderas frases como «¡eres mejor que el Cautivo!» o se acercaban a él para pedirle cosas insólitas, como un torero que le suplicó que fuese su apoderado.
Destacan otras curiosidades como la intención de que el propio presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, hiciese un ‘cameo’ en la película o que el coche fúnebre utilizado en el rodaje fue el mismo que transportó a Paquirri tras su cornada mortal en Pozoblanco.
Soler, que calificó al periodista como «fiel notario de la película», señaló que «se echaba de menos un trabajo periodístico que ahondase tanto en un proceso creativo» e insistió en el enorme interés que puede tener este libro para «los que aman la literatura y el cine pero no tienen oportunidad de acceder a estos mundos».
Reconoció el trabajo «incansable» de Rivera, aunque «a veces llegaba a ser puntilloso y exhaustivo» hasta tal punto de que al principio algunos lo confundieron con un inspector de trabajo del Ministerio. Por su parte, Meliveo, afirmó que «la persistencia de Agustín es proverbial, siempre estaba metido en el cogollo con su libretilla» y, de hecho, aseguró que «tiene notas para hacer una enciclopedia sobre El Camino de los Ingleses».
Nada más lejos de la realidad pues, según Rivera, llegó a utilizar un total de cuarenta bloc de notas, 25 horas de cinta de grabadora y alrededor de doscientas fotografías». El autor apuntó que se ha basado en este trabajo en las técnicas propias del nuevo periodismo de Truman Capote «en el que se pretende mirar muy de cerca pero desde un segundo plano».
Para él, este libro, prologado por Banderas y con introducción de Soler, supone «un homenaje» a las cerca de 200 personas que han trabajado en la película y cuyo reconocimiento ha quedado limitado a unos minutos en las listas de crédito.