Manuel Alcántara pide un gin-tonic en la concurridísima barra del hotel Larios. Son las 20 horas y Alfredo Taján, trajeado, mira la sala. Todavía poco público. Carlos Font, abogado, editor de la revista literaria Zut, acompaña en el traje y la corbata a Taján. Guillermo Busutil, director de Mercurio (Fundación José Manuel Lara), charla con Pablo Aranda, último Premio Málaga de Novela. Quedan diez minutos para empezar la presentación del libro de cuentos de Juan Bonilla, ‘Basado en hechos reales’
Garriga Vela se coloca las gafas de vista y empieza. «Juan Bonilla es un buscador de oro». Lo vio en Roma, en 2001, la ciudad en la que residió gracias a una beca de la Academia de España en Roma, «uno de los mejores años de mi vida», según reconoce Bonilla. Otro año. Otra ciudad. Garriga acababa una novela. Bonilla también ultimaba ‘Nadie conoce a nadie’. Se recluyeron en la misma calle de Sevilla. Y ambos sin saberlo. Bonilla con una bolsa de plástico con pelis raras y un libro. «Con Juan tengo el récord de casualidades«, apunta Garriga. A Bonilla le gusta, como precisa su presentador, situar a sus personajes «al margen de la realidad y de la conveniencia».
Garriga cita a Marguerite Duras para definir la literatura de Bonilla: «El escritor transforma el mundo a su imagen y semejanza». Y es que la prosa de este andaluz errante, apasionado de los viajes, de coleccionar ciudades en su peripecia vital, es ofrecer un «itinerario subterráneo por el alma del hombre». Bonilla, el «lobo estepario«que, como muchos otros escritores, necesitan «viajar» para fugarse «de sí mismos», según Garriga.
Bonilla ha recopilado en ‘Basado en hechos reales’ 17 cuentos de los 40 o 50 que ha escrito. Lee un cuento inédito: Fregoli, el síndrome de una enfermedad extraña (el paciente cree que una persona de su ambiente ha adquirido el aspecto de un individuo desconocido).
Mientras Pedro Pizarro, ex director de la Fundación Picasso-Casa Natal y el galerista Alfredo Viñas toman asiento.«La enfermedad singulariza un momento y la extrae de la realidad». Como otros relatos, el autor parte de una noticia aparecida en un periódico. «Se conocieron y se gustaron». Así empieza un cuento fascinante, lleno de espejos, universos paralelos de ficción.
Taján anuncia para la próxima semana un debate con el público de Mario Vargas Llosa, aprovechando que le conceden el Doctorado Honoris Causa. Manuel Alcántara y Juan López Cohard, economista y columnista del diario Málaga Hoy, salen del hotel Larios, dirección la estatua del Marqués.
A la altura da la Cosmopolita se topan con el profesor Pedro Moreno Brenes, candidato de Izquierda a la Alcaldía y el escritor José García, diputado malagueño de UCD en el Congreso de los Diputados durante el 23-F.
Y Bonilla continúa buscando oro, un nuevo Fregoli literario.
Un pensamiento en “El buscador de oro”