38 minutos de discurso Honoris Causa. Vargas Llosa en la UMA. El escribidor cuenta sus influencias. «Mi primera pasión literaria fue Alejandro Dumas y ‘Los tres mosqueteros’, que en relidad eran cuatro. Me encandilaron de por vida, al igual que ‘El Conde de Montecristo’, que me llenaron esos años de gestos heroicos en un marco de colorido vistoso».
Mario Vargas Llosa habla despacio, con énfasis, pero sin artificios. Cita las historias de Guillermo, «unos tomos de carátula roja, de ese niño que debía ser de mi edad y también tenía un abuelito que sería un cómplice y también un amigo, pese a la diferencia generacional».
Lo más asombroso para el niño Mario: «Trasladarme a los abismos marinos, a la estratosfera y del siglo XX, a Nazarino o Richelieu, cambiar de amor, oficio, destinos, sin dejar de ser yo mismo. Fue un milagro que revolucionó mi vida». Y esa magia se transformó en su «quehacer central». «Ser escritor es una manera entrañable de seguir leyendo«. Más: «Las cosas que garabateé, intentando escribir, son las que hubiera preferido con desenlaces distintos, fueron precoces adelantos de imaginación«.