Lleva 25 años viviendo en Madrid. Entró en la Escuela de Prácticas de ABC. Trabajó en la sección de Internacional, luego en Huecograbado y aterrizó en el ABC Cultural de la época de Blanca Berasátegui, la actual directora de El Cultural de EL MUNDO. El malagueño Antonio Fontana presentó ayer su tercera novela, Plano detallado del infierno, en el AC Málaga Palacio. El acto lo organizó el Instituto Municipal del Libro que dirige Alfredo Taján.
Sergio Gaspar, editor de DVD, la editorial que publica la novela de Fontana, empezó el acto hablando de la independencia, pero no de la independencia con boca pequeñita, sino la auténtica, mucho más valiente si cabe en el mercado editorial. «No publicamos libros sobre la poda del bonsái». «Nuestro catálogo es exclusivamente literario». Frases de Gaspar, que también edita libros de relatos y poesía (ha publicado Lucernario y Las máscaras, poemarios de Antonio Lucas, «uno de los mejores poetas españoles», en palabras de Gaspar).
Antonio Soler, amigo de Fontana y autor del prólogo, recordó cómo en 1991, en la época de la Barcelona Preolímpica, Sergio Gaspar se convirtió en su cicerone barcelonés. Y le enseñó el monte del Carmelo, escenario de las novelas de Juan Marsé. Soler ha escrito el prólogo de esta novela, que próximamente se leerá para la tertulia literaria de la librería Cincoechegaray.
Aún no he leído Plano detallado del infierno, pero las palabras de Fontana animan a su lectura. Eso sí, no hay ni una gota de humor. El tema es la muerte. La muerte que se asoma a cada uno de los enfermos de un hospital, un libro que según Fontana se puede empezar a leer por la segunda parte. Una novela nada comercial que se ha ganado críticas solventes y rigurosas. Un escritor que se olvida del periodismo cuando escribe novelas. Un autor de prestigio que se fijó en unas flores colocadas en la curva de una autovía. Ahí tenía la primera imagen de la novela. «Todo lo que cuento es inventado, pero estoy seguro que a mucha gente le ha pasado lo mismo», relata Fontana.