Francisco Rosell y Javier Caraballo son dos periodistas valientes. También certeros en sus análisis y ponderados en las formas. Manuel Chaves les sentará mañana en el banquillo por una información contrastada, relevante y crítica con el endogámico régimen chavista que controla Andalucía desde hace 17 años.
Hace seis años que EL MUNDO de Andalucía que dirige Rosell publicó el espionaje que sufría el presidente de la Caja San Fernando (actual Cajasol), Juan Manuel López Benjumea. Chaves exige 700.000 euros por presuntas injurias.
Raúl del Pozo habló en su artículo del jueves del caso: «A los presidentes de las comunidades erigidos en emperadores de la Trapisonda les ha dado por empapelar a periodistas». «Hay que advertir», escribía del Pozo, «que los de EL MUNDO son periodistas turbulentos que, como en los otros tiempos, se alimentan de Oposición. ‘Ningún Gobierno les gusta'».
Respaldan el trabajo de Rosell y Caraballo (hoy en las páginas de EL MUNDO de Andalucía) periodistas como Ignacio Camacho, Antonio Burgos, Carlos Herrera, Alfonso Rojo y José Antonio Vera. También políticos del PP (Francisco de la Torre), PSOE (José Asenjo), Partido Andalucista (Rojas Marcos) e Izquierda Unida (Antonio Romero).
El artículo dominical de Rosell se titula El Gran Inquisidor, ficción de Dostoievski. Viene ilustrado, como siempre, por los humoristas gráficos malagueños Idígoras y Pachi. Un joven repartidor de periódicos que observa cómo Chaves, caracterizado de perro rabioso, muerde la rueda trasera de la bicicleta del repartidor. «Los delitos políticos quedan impunes en Andalucía y los únicos que terminan acusados son los periodistas que se juegan el tipo y la hacienda denunciándolos», relata Rosell. No estarán solos. La libertad de expresión tendrá que acabar triunfando. También en este caso. Aunque Chaves intente torpedearla con su portaaviones político y mediático.
Tus fans reclaman que te pronuncies ante lo ocurrido con el Rey y el Gorila venezolano!!!
Este caso demuestra en cierto modo cómo es Andalucía: a pesar de la gravedad del asunto, no aparece en los medios oficiales, está silenciado aunque afecta al derecho fundamental de la libertad de expresión.
En el fondo, todo demuestra que vivimos en un régimen, con apellidos y formas venezolanas.
Un saludo.
Paco
Si es que en el fondo todos los periodistas contrarios al régimen establecido, tenéis un Federico dentro.
No dejéis de denunciar, la sociedad os necesita. La pena es que el partido del régimen tiene controladas todas las cadenas de televisión, que es lo que el gran público consume. Mira como nadie denuncia que justo cuando el caso Malaya iba a meterle mano a la Junta, se traslade al juez… si es que entre politicos y juristas cortijeros y prevaricadores…