Aranda, quien hace poco perdió un ordenador en Barcelona que contenía argumentos de futuras historias, habló ayer en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés de las ciudades que hay en su ciudad. Málaga. «La ciudad condiciona mis pasos».
Reseñó El Balneario, el «triste encanto» de los Baños del Carmen, con esas «absurdas columnas sueltas sin función arquitectónica» (ver foto). El Balneario, personaje de sus novelas, donde Nuria (El orden improbable) trabaja de camarera tras vivir 20 años en Madrid. Laura (Ucrania) también en El Balneario, que aparece en otras ficciones como La Casa del Padre de Justo Navarro.
Como dijo el profesor Enrique Baena, en las novelas de Pablo Aranda la ciudad se «metaforsea». Y piensa en cómo hace 15 años la India suponía «una salida feliz por si las cosas no me irían bien».