De humos, bohemias absurdas y artistas reciclados en eficientes ejecutivos nos habla Llamazares en ‘El Cielo de Madrid’, retrato acertado y mitificado de la movida madrileña. Reconstrucción de una Malasaña perdida para siempre. Tiempo de movidas y Tiernos Galvanes.
Esta visión de la literatura, edulcorada y de cafetín burgués, difiere con la esencia veraz del asunto de la palabrería; la vida de los escritores malditos, acunados entre sábanas sucias y placeres escondidos. La escritura de los desheredados del ‘Planeta’, de palabras acuñadas a trazos borrosos cuando la nicotina tizna la mirada, la cirrosis golpea las puertas del cielo, y los amores son, cuanto menos, de pago.
Compartieron este designio autores de la magnitud de Hemingway, alcoholizado hasta las trancas en una España en guerra de la que conservaría el permanente recuerdo de toros y mujeres de amorío fácil; o su discípulo más heterodoxo: Charles Bukowski, el vagabundo mujeriego que por ventura del cinismo editorial constituiría el contramodelo más nítido al sueño americano, cronista desencantado de un mundo podrido del que se reía en mugrientos cartones, reeditado ahora por Anagrama.
Para los muy umbralianos, aquí está el álbum fotográfico del homenaje del pasado lunes en el Círculo de Bellas Artes de Madrid:
http://www.elmundo.es/albumes/2008/01/14/homenaje_umbral/
De humos, bohemias absurdas y artistas reciclados en eficientes ejecutivos nos habla Llamazares en ‘El Cielo de Madrid’, retrato acertado y mitificado de la movida madrileña. Reconstrucción de una Malasaña perdida para siempre. Tiempo de movidas y Tiernos Galvanes.
Esta visión de la literatura, edulcorada y de cafetín burgués, difiere con la esencia veraz del asunto de la palabrería; la vida de los escritores malditos, acunados entre sábanas sucias y placeres escondidos. La escritura de los desheredados del ‘Planeta’, de palabras acuñadas a trazos borrosos cuando la nicotina tizna la mirada, la cirrosis golpea las puertas del cielo, y los amores son, cuanto menos, de pago.
Compartieron este designio autores de la magnitud de Hemingway, alcoholizado hasta las trancas en una España en guerra de la que conservaría el permanente recuerdo de toros y mujeres de amorío fácil; o su discípulo más heterodoxo: Charles Bukowski, el vagabundo mujeriego que por ventura del cinismo editorial constituiría el contramodelo más nítido al sueño americano, cronista desencantado de un mundo podrido del que se reía en mugrientos cartones, reeditado ahora por Anagrama.
Autores que confiesan que han bebido …
Qué gran artículo hubiera escrito Umbral sobre el ‘affaire’ Gallardón… aunque Del Pozo no se queda atrás.
Saludos
Paco, aquí va un artículo
de Umbral sobre Gallardón:
http://www.elmundo.es/1999/03/13/
ultima/13N0129.html