No habrá debate del morbo en Málaga. El debate urgente y necesario entre ellas. Las dos que mandan de verdad en sus partidos (en clave local). Celia Villalobos, que ya se ha olvidado su traje verde pistacho, aquel que le hizo famosa cuando era alcaldesa por enseñarlo en cada festín, dice que Magdalena quiere imponer condiciones. Y Maleni, «antes partía que doblá«, atacando a Villalobos, que ella miente mucho, que no soy sectaria, ¿a qué no, Martín Delgado?, no como ella, que mira que es verdulera y mentirosa, siempre dando abrazos y besos a la gente sin ton ni son. Y «la señora Álvarez» que anuncia Altas Velocidades y aeropuertos a cada barrio de la esquina.
El moderador iba a ser Joaquín Marín Alarcón, el número 1 de Prensa Ibérica en Andalucía, primer director de La Opinión de Málaga, director general de la RTVA en la época de la pinza de Arenas y Rejón contra Chaves y ex director del hegemónico Sur.
Pero ni Marín, ni Villalobos, ni Magdalena. Aquí somos menos que nadie. No sé si hubiera tenido más altura que el de Martín Toval, Antonio moral Romero y Celia de 1995, en una clase provisional de la Facultad de Ciencias de la Información de Martiricos. Lo llamaban La batalla de Málaga. 13 años más tarde nos quedamos sin la batalla de Celia y Magdalena. ¿Quién ha sido cobarde? Me mojo: las dos. Ellas se lanzarán ahora, mucho más que antes, hasta reventar, a la calle. Arañando el último voto, pero no será en televisión. Todos perdemos. Y Magdalena y Celia mucho más.