Allí, al fondo de la barra, están dos campeones del mundo. Jorge Garbajosa y Berni Rodríguez en el Pimpi Florida de El Palo. También Germán Gabriel, de profesión pivot triplista. Garbajosa se hace fotos con un grupo de treintañeras. Un tipo le pide un autógrafo. «Macho, cambia el boli. Éste no funciona», suelta Garbajosa. «Suerte en Moscú«, le deseo. Barba risueña la de este baloncestista, acaso uno de los mejores de todos los tiempos. Se va, se van. Germán vuelve a los diez minutos y pide cambio de 50 euros a Jesús, el dueño del bar. Servían langostinos y cacahuetes en este bar repleto de fotografías en la pared. Fue anoche. Aíto y su equipo ya casi están volando para Pekín. Garba y Berni tomarán tallarines pensando en El Pimpi Florida, paraíso de tapas sabrosas y excelente servir de Jesús López.