Fui con mi padre a ver Urtain, el último éxito de Animalario. Por la mañana llamé a Raúl Arévalo y me confirmó que estaba en la función. Entro en el teatro Alameda y me topo con Lucio Romero (el jueves por la tarde presenta sus memorias en el Cervantes) y se lamenta que Raúl, su nieto en El Camino de los Ingleses, no esté en la obra. «No, Lucio. He hablado con él y está aquí». Fernando Arcas también ha venido (su hija se gana la vida de actriz en Madrid). Y Pepa Babot y Guillermo Busutil, que habla con mi padre de púgiles, de boxeadores más que sonados que sonaban hace décadas.
La canción de The Queen y Montserrat Caballé, Barcelona, anticipa la función. En una esquina aparece Urtain (Roberto Álamo). El ring se sitúa en la mitad del escenario, abrigado por tres filas de público en cada una de las esquinas.
El asalto 12: el suicidio. Estamos en 1992. La historia al revés. En escena aparece el personaje que intepreta a Manolo Alcántara. Llega Urtain a la redacción de Marca a pedir la foto que se hizo con Franco. Recuerda el combate con Cooper en Londres. Llora. Alcántara le pregunta por su familia. Urtain quiere ver a «Pedrito Carrasco«.
Una juego de máscaras, el periodismo que glorifica a la estrella, al héroe, y que luego se olvida, ningunea a la persona. Un levantador de piedras que se llamaba José Manuel, noblón y espontáneo. Fue el personaje más popular de España. Animalario lo recuerda con brillantez y sólida actuación de Álamo y Arévalo. Un corifeo de actores en una función a ratos entretenida, también reflexiva. Y sobre todo bien narrada y mejor interpretada. Urtain en vena.
P.D: Al final de la función hablo con Juanjo Rodríguez, Canco (El Baraja de Aída) y su mujer. Esperamos a Raúl. Le acompañamos hasta el hotel. Le prometo ver su interpretación en Los girasoles ciegos (está nominado al Goya), pero antes le digo que quiero leer el libro, que compré el 4 de enero en Luces.
Que te gustan los juegos de palabras. Lástima que toda esta semana haya estado en Madrid, y no me haya podido pasar por el teatro. Por cierto, nadie mw invita al teatro. Luego habrá malas críticas en prensa. 2tipos