En diez días, en el Club de Lectura de Cincoechegaray, comentaremos After Dark, la novela de Haruki Murakami. Hace ya unos meses que no voy a esta reunión de amigos lectores y espero la cita con ganas. Hoy he comprado la novela, en Cincoechegaray. Allí, merodeando entre las estanterías, estaba un contacto político con el que me he ido a tomar un refresco a la calle Pedro de Toledo. Quería sacarle información de un tema que estoy preparando, pero la conversación ha derivado en la Málaga de los ochenta, apenas recordada en papel, no en ficción, sino en clave documental, de memoria de la vida cotidiana de la ciudad.
El boxeo y Japón. Otros dos asunto de charla de dos personas que conociéndose poco, hoy, antes de entrar en el tema clave, comparten gustos literarios.
– Me tengo que ir ya. Mañana te llamo y te cuento.
– ¡Eso espero!
Mañana ya no hablaré de japonerías, ni de las crónicas de Alí y Foreman, ni siquiera de una Málaga que ya no existe. Mañana hay que ir al grano, aunque en el fondo me gustaría más hablar de Japón y Murakami que de…
¿Qué sería de Agustín sin Japón y de Japón sin Agustín?
Oye, ¡hay vida antes y después de Japón! Sí, pero claro que marca, Nipón (digo Boquerón) y Bético.