El sábado por la noche disfruté, arropado por un grupo de amigos periodistas, de El desafío: Frost contra Nixon, una película de periodismo. También de política. Y de un showman convertido (más bien adiestrado) en incisivo entrevistador. Tiene detalles y ritmo. Es una película de personajes, de guión. Radiografía muy bien a Nixon, ese perdedor que se resiste a perder el poder, Washington, a pesar de que su milmillonaria jubilación al sol, escribiendo/dictando sus memorias, en su retiro californiano, La Casa Pacífica [Wikipedia].
Llamadas de madrugada, a teléfonos fijos, sueños rotos, insomnio de entrevistas. Lo mal que duermes (o nada) pensando el cara a cara de mañana. Entrevistarás al hombre del Watergate, ese hombre que detesta las fiestas, que sabe que no cae bien a la gente, pero que tiene algunas luces entre una tormenta de sombras e infiernos interiores.
Otra más de Nixon y periodismo, please.
Querría escribir otro post de cine. Me conformo con un comentario. Esta noche he visto ‘El curioso caso de Benjamin Button’. Excelente película. Creo que arrasará en los Oscar. Cuenta una de las historias de amor más completas, por su complejidad y longevidad, mejor contadas del cine.