Walt Kowalski guarda su Gran Torino, un coche del 72, hermoso, muy bien cuidado, en el garaje de su casa. Vive en un barrio ahora habitado por asiáticos. Veterano de la guerra de Corea, Walt es un tipo a las claras, que no se anda con ambigüedades ni eufemismos. Es borde, chulo. Y también tiene corazón.
Los diálogos de Gran Torino están especialmente diseñados para el espectacular crepúsculo cinematográfico de Clint Eastwood como actor. La película atesora una hermosa poesía de la amistad intergeneracional. Cómo puedes llevarte mucho mejor con Thao, un chico tímido, sensible y huidizo, que con tu nieta quinceañera, malcriada, interesada.
Lo cuenta infinitamente mejor Carlos Boyero: El ogro era romántico.
Sé que es una película que volveré a ver. Una de las cintas que se queda fijada en la DVDteca favorita de tu memoria.
Ayer vi la peli, os dejo mi versión, sí el ogro tenía corazón, suele pasar, la piel de ogro es la mejor defensa para un corazón sensible, en un barrio de malos malotes, no se pueden mostrar las debilidades, un poco como en la vida real pero llevado al extremo.
Para mí lo mejor de la película, son los diálogos con ese toque agridulce, tan propio para un barrio de amarillos, una recomendable lección de cómo interpretar la ironía.
Y de la moraleja que nos deja la película muy al estilo americano, siempre está papá estado yanqui para meter a los malos en la cárcel y dejar vivir a la gente de buena voluntad, y siempre el héroe el que guarda en sus venas para ofrecerla como sacrificio la sangre americana de pura cepa.
Sí, los diálogos son buenísimos. Irónicos, ¡como a ti te gustan!