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En aquel intenso verano mallorquín de 2004, cuando luchábamos contra la corrupción de Maria Antònia Munar, una política con visones y cajas fuertes gigantes en su casa del Paseo Marítimo, denunciábamos las tropelías de un editor de prensa llamado Pedro Serra, que tenía pesadillas con un reportero preguntón que le perseguía con la grabadora, Román Piña/Juvenal Nadal enviaba sus textos a la recién estrenada redacción de Camí dels Reis de EL MUNDO/ El Día de Baleares.
Esos textos los recibía Marcos Torío, el jefe de cultura del periódico. En ese momento Román Piña empezaba una novela sin saberlo. Creo que no puede haber mejor manera de comenzar un edificio narrativo. Primero el periodismo, luego la novela. Aquel germen de esta novela está aquí, Stradivarius Rex, 266 páginas, de una carabela algo jodida que se burla y enseña la lengua en una cabeza blanca con un solo ojo. Y negro.
¿Esto qué es? ¿Un libro de relatos? ¿Una novela Nocilla, de su amigo Agustín Fernández Mallo? No, algunos fragmentos podría parecerlo. La factoría Piña ha creado una novela de frases cortas y aguda perfección estilística. Tras un primer capítulo vibrante, de felaciones elegantes en el Despacho Oral de la Casa Blanca, digo, en el Despacho Oval con Mónica Lewinsky Piña se mete en la piel de los demás, en Marcos Badosa, alguien a quien seguro Román le hubiera gustado conocer, un tipo encajado en unas circunstancias imprevisibles, estrambóticas, extravagantes
Stradivarius Rex tiene ingredientes memorables (un capítulo 7, El mar, es especialmente atractivo) y maneja un lenguaje sencillo, directo, muy limpio, una prosa cuidada. La personalidad poliédrica de Román encaja a la perfección en el personaje de Badosa, un tipo encajado en unas circunstancias imprevisibles, estrambóticas, extravagantes.
La primera persona ayuda mucho a esta ficción en la que el protagonista dice: “La primera vez que me suicidé”. Y es que el protagonista de la novela de Piña se ha empecinado en ganar el Nobel. Durante el curso, escribe su primera novela, Salvar al soldado Aquiles.
Stradivarius Rex es una novela para el público en general. Para los que leen mucho y para que sólo leen bestsellers. Pero creo que también es una novela para escritores o para cuentistas, los especialistas en los 100 metros lisos. Hay historias, esbozos de historias que podrían dar para muchas novelas. Hay pistas y paisajes que merece la pena apuntar. Es una de esas novelas que jamás te hubiera gustado que acabasen.
Este es mi texto. Si no os gusta, leed Stradivarius Rex…
Desde luego, con esos argumentos, parece interesante.
Da gusto este blog, Agustín.
Un saludo.