En la asignatura que comencé a impartir el año pasado (Técnicas de especialización periodística) introduje a los alumnos en el periodismo literario. El examen consistía en la elaboración de un Gran Reportaje de una media de cuatro folios de extensión. En clase puse muchos ejemplos: Tom Wolfe, Kapuscinski, Rodolfo Walsh… También se leyeron un texto de Hijos del monzón, el libro-reportaje de David Jiménez. Era la historia de un niño boxeador.
Esta mañana he presentado la charla que David, corresponsal de El Mundo en Asia, ha impartido en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga. Envié un mail a los ya ex alumnos para que vinieran. Esto es lo que me ha acaba de responder uno de ellos: «No tenía pensado ir porque me coincidía el horario con una asignatura, pero al recibir su invitación me animé y ha sido muy interesante. Incluso he escuchado a compañeros que al salir decían que con cosas como esas merece la pena la UMA«.
No hay mayor recompensa como profesor que recibir un correo electrónico así. Ves que tu trabajo como docente sirve, que puedes aportar tu experiencia para que ellos tengan más pistas en su futuro profesional. Y la charla de David ha sido sobresaliente. Ha hablado 40 minutos y luego durante media hora ha contestado las preguntas.
David les ha animado a que se convierta en reporteros internacionales. Siempre tendran trabajo, aunque otra cosa es empleo.
Dentro de un rato presento su primera novela (El botones de Kabul) en la Librería Luces. Mañana os cuento más de esta emocionante y muy valiente ficción.