Aíto García Reneses recogió el lunes sus bártulos (los reunió en una bolsa de basura) como entrenador del Unicaja. La directiva no le quería ni una décima de segundo más en el banquillo malagueño tras la humillante derrota ante Gran Canaria y no clasificarse, por segundo año consecutivo, para la Copa del Rey. A cambio, tenían que indemnizarle. Y lo han hecho de forma generosa.
Escrito en la sección de Deportes de El Confidencial.