Temidos, odiados, representan la peor calaña del ¿fotoperiodismo?, pero sin su impertinencia y malas artes no habría tantas historias de verano. También contribuyeron a que Marbella se convirtiera en una ciudad con nombre de leyenda. El paparazzi Otero apretó el gatillo. Click, click. Pieza capturada. Elizabeth Taylor en topless, a pecho descubierto. Un pelotazo. Fue en 1986, en la terraza del Marbella Club, propiedad de Alfonso de Hohenlohe, el inventor de la marca de lujo Marbella.
Segunda Tinta de Verano de la temporada. La más leída del martes en El Confidencial.