Ni se te ocurra criticar al jeque. El equipo no ha ganado un solo título y si no acaba la Liga en puestos de Champions, habrá suicidios deportivos a lo Yukio Mishima. Al-Thani, ya conocido como el “cheque” árabe, es el dios del Málaga CF, un equipo sufridor, siempre trotando entre la Primera y la Segunda División. El club profetiza un coqueteo íntimo en la Liga con el Madrid y el Barça. El Málaga es la vieja y gorda del barrio operada con dosis masivas de bótox y liposucciones sin límite y que ha quedado joven, guapa y con tipazo.
En un país tan envidioso que odia a los que de sopetón se transforman en millonarios, el Málaga exhibe sin pudor la condición de nuevo rico de la Liga.
– Tengo una oferta del jeque que no podré rechazar.
– ¿Cuánto te ha ofrecido el “cheque”?
Los representantes exigen comisiones inverosímiles en los fichajes, se ofrecen futbolistas en retirada inminente, como Raúl González 04; también Eto’o y Sneijder (su mujer, la modelo Yolanthe Cabau, nacida en Ibiza, estaba loca por comprarse una mansión en Marbella). Otros fichajes como Ruud van Nistelrooy, de 35 años, quien competirá con la Bestia Baptista por el trofeo Pichichi malaguista, tendrá como especial misión enseñar a pulverizar las redes enemigas a jóvenes con talento como el venezolano Rondón o el local Portillo, excelente candidato a chupar banquillo toda la temporada.
Abdullah bin Nasser Al-Thani se gastó el año pasado 75 millones de euros que sirvieron para agonizar dos tercios de la temporada. Recuperada la Bestia, el Málaga parecía el Titanic antes del choque con el iceberg. Invencible. Este año la chequera árabe también ha sido generosa: 60 millones para un segundo proyecto que promete espectáculo y goles, aunque ya cuenta con su primer fracaso: perdió el Trofeo Ramón de Carranza con el Cádiz, un equipo de la Segunda B.
¿Será el Málaga el nuevo Manchester City? En una ciudad que no es City y cuya temperatura media anual no desciende de los 18 grados, el jeque ficha a bajitos del estilo David Silva: Cazorla ha renunciado al fracaso amarillo del Villarreal con el Odense danés para jugar en la banda del chistoso Joaquín, el gaditano de San Fernando que se hartará de correr por los extremos de La Rosaleda para olvidar de una vez el penalti fallado en el España-Corea del 22 de junio de 2002.
El fútbol es un divertimento para el “cheque” árabe. Es su opio particular, un juguete caro, con escasa rentabilidad por el momento, pero fundamental para lanzar su imagen no en Málaga, sino en la Costa del Sol y más en concreto en la Marbella de la alcaldesa Titi Muñoz, muy receptiva a los petrodólares/goles.
“Pepote, te necesito”
Dueño de la cuadra de caballos Al Naif Stud y propietario de varios vehículos de lujo que parecen recién salidos de la escudería del Coche Fantástico de Michael Knight, el gran negocio de este Tío Gilito del siglo XXI, es el puerto de La Bajadilla de Marbella. Knight llamaba a Kitt y A-Thani llamó a Rodríguez de la Borbolla. “Pepote, te necesito”. Aún resulta un misterio qué demonios pintaba un ex presidente de la Junta de Andalucía reconvertido en abogado negociando en nombre de Al-Thani con Griñán y en el Palacio de San Telmo la concesión de un puerto deportivo…
En el frustrado pistoletazo de salida (homenaje a este cansino y horrible tópico periodístico) de la Liga con el Barcelona, Al-Thani no preveía viajar a Málaga. En la pasada temporada estuvo cinco meses desaparecido, más entretenido con sus caballos que con el Málaga de Pellegrini, el anti Mou que echó Florentino Pérez ante el disgusto de don Jorge Valdano.
Academias de fútbol y un nuevo estadio
La ambición de Al-Thani, como el rey Midas, carece de límite. Compró el Málaga por 36 millones de euros y liquidó la etapa Fernando Sanz. Por eso, si anuncia la compra al contado de Saturno y Júpiter para instalar allí academias de fútbol como planifica o construir el Qatar Stadium (una inversión de 400 millones de euros) que asegura el caos circulatorio en la zona de Arraijanal, lindante con Torremolinos y muy próxima al aeropuerto, los malaguistas acérrimos también le creerían sin dudarlo.
Se trata de pasarlo en grande, de aprovechar la pasta de Al-Thani. El único problema es que los nuevos ricos también pueden volver a pasar hambre. La máquina de fabricar dinero del “cheque” algún día -remoto o cercano- se parará, hará crack. Entonces quizá ya sea demasiado tarde para acostumbrarse de nuevo a ser un equipo normal que lucha con honor para no descender de categoría.