Menos es más. Antonio Banderas saca todo el partido posible a una interpretación minimalista, reducida a la mínima expresión. Banderas interpreta a un cirujano psicópata y el personaje te lo crees desde la primera secuencia de la película. Lo odias y te preguntas cómo ese tipo acumula tanto odio y venganza.
Banderas ha conseguido en La piel que habito (The skin I live in en el idioma de Oxford) que te olvides que es una estrella de Hollywood. Olvidas que también es un director de cine que aspira a la leyenda, como publiqué ayer. Si fuera un actor desconocido todos hablarían de la magnífica intepretación de Banderas, pero padece un gran problema de difícil cura: acumula demasiados prejuicios de su etapa de actor megataquillero.
Cuando veas La piel que habito olvida el pasado de Banderas. Olvida que también es un cineasta. Olvida que lo está dirigiendo Pedro Almodóvar. Quizá no le den ningún premio por su brillante actuación, pero el mío ya lo tiene. Bravo, Antonio.