En la euforia más absoluta, el PSOE andaluz no se creía la derrota más dulce de su historia. “¡Contra viento y marea!”, expresaba de una manera muy nítida una estrecha colaboradora de José Antonio Griñán. El hotel Barceló Renacimiento se convirtió en una fiesta inesperada con militantes socialistas enfervorecidos ante la victoria sin mayoría absoluta de Javier Arenas. Cuando el presidente del PP apareció en un monitor de televisión desde el balcón de la calle San Fernando, las Juventudes del PSOE gritaron: “¡A Laponia, a Laponia!”.
Griñán aún seguía reunido y Manuel Chaves, vestido de negro, apareció de repente por el salón del hotel. “Este resultado es para sentirse muy satisfecho, sobre todo por la agresión de la sociedad andaluza a sus derechos y a sus intereses. La sociedad es de centro–izquierda y progresista. Es verdad que el PP ha ganado las elecciones, pero estoy contento porque la operación de transición planteando que el presidente de la Junta fuera Pepe Griñán estuvo muy bien”, destacó Chaves en declaraciones a El Confidencial.
Este diario le recordó sus enfrentamientos con Griñán por el liderazgo del PSOE andaluz. “Yo con Pepe Griñán no tengo que hacer las paces, no he roto ningún tipo de relación, ni mucho menos. Hemos tenido diferencias, pero sólo eso”, espetó el exvicepresidente tercero del Gobierno, mientras el presidente de la Junta respondía a preguntas de este diario si creía que había resultado un éxito la sucesión en el PSOE: “Usted me está preguntando por la prehistoria”, contestó. “Ha sido la campaña más difícil de la historia, los problemas siguen y hay que resolverlos. La izquierda ha frenado a la derecha, aunque la derecha ha conseguido un peso político importante, hay que buscar unidad y no dividir”.