A prisión. La juez Mercedes Alaya envió anoche a la cárcel a Francisco Javier Guerrero, quien destapó la trama de los EREs falsos y acusó a Manuel Chaves y José Antonio Griñán de conocer el modus operandi en la dirección general de Trabajo de la Junta de Andalucía. Como ya adelantó El Confidencial el pasado 26 de febrero la Junta temía la venganza “del chorizo, putero y alcohólico” de Guerrero.
El auto de encarcelamiento de Guerrero se conoció poco antes de las 2 de la madrugada del sábado tras tres días de declaración del exalto cargo de la Junta en el juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla. La Fiscalía Anticorrupción había solicitado el ingreso en la cárcel del imputado por el riesgo de fuga existente, la influencia que podría ejercer en otros imputados en la causa y la gravedad de los hechos, pues la posible pena que podría corresponderle únicamente por el delito continuado de malversación de caudales públicos podría ser de hasta 18 años de cárcel.
El auto, de 38 folios, no precisa si la juez tomará en cuenta la petición de fianza de 933 millones de euros solicitada por la Fiscalía. Alaya imputa a Guerrero hasta seis delitos, como son sendos delitos continuados de prevaricación, malversación de caudales públicos y cohecho, así como dos delitos de falsedad en documento oficial y un último delito de falsedad en documento mercantil.
En la declaración de Guerrero del viernes, la juez Alaya le solicitó que pusiera “nombres y apellidos” a las personas que estaban intentando “salvar su honorabilidad atacándole a él”. El exdirectivo de la Junta no se cortó y citó a Manuel Chaves (“Dice que no me conoce de nada”); Mar Moreno (“que me pone a caer de un burro cada vez que puede”) y José Antonio Viera (“que va diciendo por ahí que soy un indeseable”).
“Todo esto me escandaliza, porque no entiendo cómo pueden decir que durante los tres gobiernos del PSOE en los que yo trabajé no sabían cómo se trabajaba en la Consejería de Empleo y en la Dirección General de Trabajo”, resaltó el imputado, quien también ha considerado “totalmente desafortunada la intervención” del presidente de la Diputación Provincial de Sevilla, Fernando Rodríguez Villalobos, cuando “me llamó cocainómano, putero y alcohólico”, por lo que ha confiado en que “rectifique” sus palabras.
La declaración de ayer también tuvo momentos más precisos sobre las marcas de cigarrillos y copas favoritas del Francisco Javier Guerrero. El exdirector general de Trabajo rechazó que fuera un cocainómano o alcohólico, aunque aseguró que le gustaba el tabaco Marlboro y los gintonics de Beefeater. Todos los días se toma uno tras el almuerzo y algunos también a media tarde.
En el alegato final aseguró que se marchaba de los juzgados con la tranquilidad de “haber dicho toda la verdad” y que quedaba “a disposición de la Justicia”, como en la madrugada sevillana se demostró enviándolo Mercedes Alaya a prisión. Guerrero y su abogado esperaron la resolución de la juez, nerviosos y fumando.