“¿Es verdad la encuesta de Canal Sur?”, se preguntaban incrédulos, a las 20.05 horas, miembros de la Ejecutiva regional del PSOE andaluza atrincherada en una sala del hotel Barceló Renacimiento de Sevilla. Apenas 15 minutos había aparecido José Antonio Griñán junto a su mujer Mariate Caravaca. “Estoy muy tranquilo. He dormido dos horas de siesta”, soltó a los periodistas cuando llegó al Barceló.
La tarde había empezado muy inquieta para las huestes socialistas. Las israelitas (encuestas a pie de urna) certificaban una mayoría absoluta holgada para el PP en Andalucía. Arenas ya había tomado el Palacio de San Telmo. Antonio Sanz, su número 2, podría cantar victoria y Griñán, por fin, tendría ya tiempo para retirarse a escribir novelas y, de propina, presidir la Ejecutiva Federal del PSOE.