A principios de los noventa, el precio de toda la extensión del Palacio Imperial, ubicado en el centro de Tokio, valía lo mismo que todo el Estado de California. En algunos barrios tokiotas el suelo alcanzó un precio medio de millón y medio de dólares por metro cuadrado. En Madrid, a principios de la segunda mitad de la primera década del siglo XXI, la vivienda se había disparado y empezaba a coquetear con la de la megalópolis japonesa. ¿Se pueden comparar la burbuja inmobiliaria nipona y la española? ¿Tienen puntos en común la reestructuración del sector financiero de ambos países?