Si las encuestas no vuelven a fallar otra vez, como en las andaluzas de marzo, la próxima vez que regrese al territorio del microclima y las buganvillas, ya será exlehendakari. El derrotado Patxi López se habrá dejado seducir por Rubalcaba para convertirse en una clara opción de liderazgo versión cara B de un PSOE igual de debilitado que el PP de Rajoy, el veraneante gratis total de Doñana.
Patxi López responde al perfil discreto, nada amigo de la exhibición agosteña, que toma el sol en la playa de Las Chapas y acude a bares y restaurantes de Marbella donde no llama mucho la atención; toda la poca atención que puede llamar alguien que por fuerza debe llevar una tropa de guardaespaldas que lo mismo le abre la puerta del coche, vigila su cartera mientras se baña en el Mediterráneo o ejerce de árbitro en una pelea entre millonarios rusos y unos africanos.
El suceso ocurrió el pasado verano. En el partido de la Supercopa, aquel del dedo en el ojo del amabilísimo Mourinho al risueño Tito Vilanova, vendedores ambulantes de África, esos que lo mismo venden relojes imitados que marfiles a precio de saldo, se sentaron a ver el primer clásico de la temporada. Los rusos no paraban de beber cervezas. Animados por la calentura alcohólica, se miraron entre ellos con intenciones racistas. Los africanos serían las víctimas. Menos mal que llegó el lehendakari pacifista y le pidió a sus guardaespaldas que actuaran ipso facto. Los rusos se frenaron y la refriega acabó.
Durante su estancia en Marbella (este año más corta que de costumbre) el socialista vasco frecuentó el restaurante Club 200 de Las Chapas, donde ocurrió este suceso en agosto de 2011, o el Karalis tapas-bar, situado en la avenida Miguel Cano, que conecta la calle principal que une el paseo marítimo con el casco antiguo de la ciudad, y uno de los locales más frecuentados por la clientela gay.
Al contrario que Cospedal o Luis de Guindos, sus vacaciones no se limitan al área de Marbella. También suele frecuentar municipios cercanos. En sus primeros años de lehendakari el cicerone por la zona, sobre todo por Mijas pueblo, fue el exdiputado malagueño Luis Tomás. “He perdido el contacto un poco con él. No puedo decir mucho de cómo pasa ahora su tiempo libre en la Costa”, señalaba ayer Tomás, de vacaciones fuera de España.
Uno de los capítulos más controvertidos de los veranos de Patxi López fue el encuentro con el dueño del Málaga, el jeque Abdullah Al-Thani, que ha desmantelado medio equipo para lograr el cash necesario para pagar las deudas. Al-Thani se reunió con López en una reunión aún con zonas turbias. El lehendakari no permitió fotos del encuentro, todo lo contrario que Griñán.
El socialista cogió el pasado domingo el vuelo de regreso al País Vasco tras tomar la decisión de convocar las elecciones para el 21 de octubre. Atrás quedaban los días de Marbella, de sol, lecturas y reflexiones políticas de alguien que está convencido de ser un referente de la paz, un líder mundial.