“Qué resacón madre mía!”. Es un tuit oficial del 13 de agosto de @malaga, la cuenta de Twitter del Ayuntamiento de Málaga. @malaga da por sentado que los que visitan la Feria de la ciudad andaluza (como siempre, serán seis millones) acaban borrachos o al menos con algún Gin-tonic y Cartojal de más. Tras ignorar la admiración al principio de “¡Qué!”, el tuit continúa así: “No acabes la fiesta en urgencias. Evitar el consumo excesivo de alcohol beneficia a todos. Vive la Feria con respeto”.
¿Respeto? El respeto lo llevan perdiendo desde el sábado los jóvenes (la mayoría menores de edad) que beben sin parar en una carpa de 3.000 metros cuadrados acondicionada por el Ayuntamiento, idea del concejal Damián Caneda, exvicepresidente del Senado. Se trata de un gueto diseñado para que la chusma (en Málaga se denominan merdellones) no ose la invasión etílica, sudada y chancletera de las calles del centro histórico. Los merdellones suelen ir aderezados con desnudo por arriba de ellos.
(Foto: Toñi Guerrero Barrionuevo).
El guetobotellón se ubica al otro lado del río (sin agua) Guadalmedina. En la explanada de Santo Domingo, en la Plaza de Fray Alonso de Santo Tomás donde el Jueves Santo sale el trono del Cristo de la Buena Muerte, se ubica una iglesia recién restaurada (una pareja no podrá casarse allí el sábado) y el Conservatorio Profesional de Danza, cuyas persianas ya han sufrido una versión moderada del asalto “a lo Gordillo” de descamisados con sombrero cordobés. Este calor especial de la Feria con camisetas con leyendas incluso divertidas de un grupo de veinteañeras: “Ceda el vaso”.
La huida de la Feria en esta ciudad hedonista y heterodoxa se presenta como una obligación cívica.Tejada ha marcado los primeros días el ritmo de la tarde, de 17 a 19 horas. El sábado tuvo problemas en la mitad de la sesión. Unos chavales empezaron a practicar el “noble arte” de Alí y Foreman. Algunos gritos femeninos. Carreras para intentar retirarse de la escena barriobajera. Acorralados. Fuera la música. Interviene el pinchaSpotify: “Esto es una fiesta. Lo estamos pasando de puta madre. El que quiera pelea, que se apunte a boxeo”. Minutos antes, cuando se esperaba la refriega, Tejada animó a la hinchada: “¡Más quisiera la gente de Ibiza tener la marcha de aquí! ¡Viva la madre que os parió!”.
Jonathan Castilla toma hoy el testigo de Tejada como animador musical del botellódromo. Del Novio de la Muerte que interpretan los legionarios a la música House. El gueto de peleas, la Feria del resacón, ya tiene otro escenario que anima a que menores consuman alcohol en la calle. El subdelegado del Gobierno de Málaga, Jorge Hernández Mollar, dijo en una polémica entrevista en Sur: “Que los jóvenes tengan que marcharse al extranjero no tiene que ser un drama”. El exilio debería ser una opción, no una obligación. Quizá también se refería al exilio de otra Málaga, silenciosa, culta y europea, cuyo talento apenas se retiene. La huida de la Feria en esta ciudad hedonista y heterodoxa se presenta como una obligación cívica.