Aparca su modesto coche delante de su casa de Alcalá de los Gazules, el pueblo de Bibiana Aído, Luis Pizarro y Alfonso Perales. El que fuera santuario laico del socialismo andaluz. Miguel Ortega, canoso, de 54 años, exhibe sus ganas de hablar. No es para menos. “¿Tomamos una cerveza?”, pregunta. Pide la caña (cuesta un euro). En la calle, llueve con furia de enero. Sin piedad.
Miguel estaba en el paro cuando el boom de la construcción también sulfuró este municipio gaditano de 5.000 habitantes. Ahora, cuando la crisis azota la provincia de Cádiz con un galopante 40% de desempleo, es cuando mejor le va la vida. En lo profesional conserva un empleo estable. En lo personal superó un problema de drogadicción y vive feliz con su pareja: “Me llevo muy bien con ella y sus hijos; los considero como si fueran míos”.
Mecánico de profesión, se dedica al mantenimiento de los vehículos de una empresa privada de conservación forestal. Alcalá de los Gazules, situado en el centro de la provincia, en el parque natural de los Alcornocales, vive del campo, del corcho, la recolección de setas. También se vanagloria de poseer El gazul, “uno de los 50 mejores quesos del mundo”, según la World Cheese Awards. Muy poco más. El Servicio Andaluz de Empleo certifica 1.027 desempleados. “Aquí no hay ninguna perspectiva de futuro, no hemos crecido nada, no hay turismo, ni albergues en condiciones”, lamenta Ortega. Y el hotel que hay, el San Jorge (un dos estrellas con habitaciones desde 25 euros la noche), es propiedad de los hermanos Pizarro.