Hasta el octavo día no se sentaron a negociar. Y cuando lo hicieron, de nada sirvió. El acuerdo al que llegaron el Ayuntamiento de Sevilla y el Comité de Empresa de Lipasam, la empresa pública de limpieza de la capital andaluza, para finiquitar la huelga de recogida de basura fue torpedeado por la Asamblea. Los trabajadores dijeron no a una reducción salarial del 3,6%. ¿Consecuencia? 6.000 toneladas de residuos y un olor insoportable.
Un conflicto local se puede convertir en un asunto global. Si la marca España ya estaba suficientemente deteriorada por la grave crisis económica del país y la aparición de reportajes en medios internacionales por los asaltos a supermercados de Juan Manuel Sánchez Gordillo del pasado verano o las fotografías de Samuel Aranda en The New York Times, este mismo diario estadounidense, acaso el más prestigioso del planeta, ha vuelto a fijarse en España. La huelga de Lipasam ha sido el motivo. Esta vez le ha tocado a Sevilla capital, una ciudad conocida en todo el mundo y cuyo turismo extranjero es vital para su desarrollo.
Raphael Minder, corresponsal en España de The New York Times, tituló el pasado lunes: “’4.500 toneladas de evidencias de huelga en Sevilla”. La información venía acompañada de un perro negro merodeando por cubos repletos de basura. Minder refleja los más de 100 contenedores de basura incendiados desde que se inició el conflicto. El diario Le Monde también se ha apuntado a la denuncia: “Sevilla, ahogada en basura”, escribe el periódico francés. Si continúa la huelga volverán a aparecer informaciones en medios internacionales sobre el conflicto.