Alfonso Guerra rechaza las listas abiertas en España. “Son un peligro porque necesitan unos promocionados. Eso genera una corrupción total”, explica el parlamentario más antiguo (lleva desde 1977 en el Congreso, encabezando las listas por la provincia de Sevilla). En una conferencia que ha impartido este lunes en la Facultad de Derecho de la Universidad de Málaga para celebrar el 200 aniversario de la Constitución de 1812, Guerra puso el ejemplo de Italia, donde con un sistema de listas abiertas había diputados que representaban “a Olivetti o a la Fiat”.
Tras apoyar, aunque no muy directamente a Alfredo Pérez Rubalcaba como secretario general del PSOE (“No tengo una dinamómetro para medir sus fuerzas como líder del partido, pero supongo que sí”) se mostró escéptico con el sistema de primarias. “No es más democrático un sistema de primarias”, explicó el exvicepresidente del Gobierno socialista (1982-1991).
Sostiene Guerra que España vive un Estado Federal y que sólo hay dos países en el mundo más descentralizados: Canadá y Australia. “Algunos quieren el federalismo, pero en un Estado Federal no hay diferencias, todos tienen igual competencia y ciertas comunidades autónomas perderían parte de tus privilegios”.
Partidario de unos Estados Unidos de Europa (“si no se instaura Europa se convertirá en un museo o en una residencia de ancianos”), critica cómo el presidente del Banco Central Europeo tiene más poder que el todo el Parlamento Europeo. “Europa tendría que tener esa Unión política para derivar más soberanía, pero los Gobiernos se oponen a esta unidad; no puede ser que en una empresa de investigación en Estados Unidos gaste más en investigación que toda la Unión Europea”.
El político sevillano no se mostró muy partidario de más cambios en la Constitución de 1978 (“supuso el armisticio final de la Guerra Civil tras dos siglos de enfrentamientos”) y recordó cómo fue vital la llamada que le hizo al entonces vicepresidente Fernando Abril Martorell (de la UCD) para lograr un consenso en la elaboración de la Carta Magna. “Tocar la Constitución es un riesgo. Por supuesto que es reformable, es legítimo reformar el texto, pero se requiere unas mayorías muy amplias [entre 210 y 232 diputados, como se precisan en los artículos de la Constitución entre el 166 y el 169”.
Alfonso Guerra reconoció que a la izquierda le gusta “diseñar el futuro”, mientras que el presente “se lo deja a la derecha”. Por eso, frente a la desafección por los representantes públicos no aporta una receta fácil. Tan sólo se limitó a recordar que algunos políticos aprovechan la política “para enriquecerse”. “La coherencia”, señaló, “es algo básico y lo que no pregona tienen que estar en concordancia con lo que uno hace”.
El ex número 2 del Ejecutivo de Felipe González, que dimitió acosado por el caso de su hermano Juan Guerra, se mostró orgulloso de hablar siempre “claro y de decir lo que pienso: yo no ando con ambigüedades”. En esta misma línea, argumentó que no entiende cómo los independientes gozan de un plus frente a los militantes de un partido. “No creo en los que dicen que son apolíticos, los apolíticos son de derechas. Si no ocupas de la política, la política se ocupa de ti”.