No quiere que nadie le haga sombra. La jueza Mercedes Alaya se ha reincorporado esta semana al trabajo, más estrella que nunca. La jueza de porcelana, como la llamó Antonio Soler, quiere asumir todos los procesos judiciales del Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla: no sólo la trama de los ERE falsos, el mayor escándalo de corrupción en la historia de Andalucía, sino Mercasevilla y la venta del Real Betis en el que está encausado Manuel Ruiz de Lopera.
La ambición de Alaya es máxima. También aspira a seguir llevando los asuntos que lleguen al juzgado y, por si fuera poco, quiere hacer guardias. ¿Qué objetivo tiene? Ningunear y dejar con escaso margen de actuación a Ana Rosa Curra y Rogelio Reyes, los dos magistrados nombrados por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía mientras se encontraba de baja por enfermedad.
El presidente del TSJA, Lorenzo del Río, no tuvo más remedio este viernes que intentar poner orden en el Instrucción número 6 de Sevilla. Reunió a Alaya, Curra y Reyes para acercar posturas entre los tres jueces, los dos últimos aliados contra la intensa personalidad de la titular del Juzgado que ha visto con celos cómo el TSJA diseñó un reparto de tareas en las que no está nada de acuerdo.
Tras el encuentro en la sala de vistas de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Sevilla, Del Río le ha puesto deberes para el fin de semana. Este lunes, Mercedes Alaya le tiene que presentar un informe que explique cuál es el cronograma de trabajo que plantea para el juzgado, ante la negativa de la magistrada a entregar a sus compañeros algunas de las macrocausas judiciales.
Tensión entre juezas
Ana Rosa Curra.
La tensión entre las magistradas sevillanas Curra y Alaya es evidente. La primera, juez titular, pero sin plaza fija, de 38 años, dejó muy claro que instruiría el caso ERE (60 tomos y 30.000 folios) “con su propio criterio y a su ritmo”, como ya confirmaron el pasado 12 de febrero a El Confidencial fuentes de la judicatura andaluza. Y la segunda, antes de continuar los pasos en la instrucción de su compañera y de Reyes, ha decidido paralizar el proceso para examinar con lupa cada una de las decisiones en el juzgado, como publica ABC de Sevilla.
El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía mantuvo hilo directo con Alaya durante la convalecencia de la magistrada, que nunca dejó de revisar documentación del caso en su domicilio. El martes llegó a los juzgados del Prado de San Sebastián con su ya clásica maleta con ruedas.
José Antonio Viera, consejero de Trabajo de la Junta de Andalucía entre los años 2000 y 2004. Viera, clave en la trama tras mantener a Francisco Javier Guerrero en la dirección General de Trabajo, se ha convertido en la gran patata caliente con la que se ha encontrado Alaya en su vuelta a los juzgados. Ahora, Alaya tendrá que decidir si lo imputa o no.