Derroche en el Metro de Málaga. Una obra cuyo estreno se anunció primero para febrero de 2009 y luego el 11 del 11 (noviembre) de 2011 a las 11.11 horas y 11 segundos (ahora prevé su inauguración en octubre) costará 800 millones de euros más unas pérdidas anuales cifradas entre 30 y 60 millones. Hay más: apenas absorberá el 3% de la movilidad de medios mecánicos (vehículos y autobuses) de la ciudad, según datos de la propia explotación del Metro y que confirmaron a El Confidencial dos fuentes expertas.
La infraestructura viaria no será precisamente rentable: apenas prevé 2.000 pasajeros al día, según los cálculos que reconoció la propia Consejería de Obras Públicas de la Junta de Andalucía en noviembre de 2011. En ese momento, las pérdidas anuales se cifraban en 12 millones de euros. Hasta ahora se han ejecutado menos de 500 millones de euros. El compromiso inicial del Estado era financiar en un 33% las obras del suburbano malagueño, que estaban presupuestadas en unos 400 millones de euros.
¿Un metro subterráneo o en superficie (más bien un metro ligero o tranvía)? El debate local y ciudadano continúa enquistado y se centra en este punto. La Consejería de Fomento y Vivienda, que controla Izquierda Unida, cree que el metro por debajo del asfalto en el tramo Alameda-Malagueta (el centro de la ciudad) supondrá un sobrecoste durante la fase de explotación de 50 millones de euros. Esta cantidad la asumirían ambas Administraciones en los porcentajes que determina el convenio de colaboración suscrito en 2003 (75% la Junta y 25% el Ayuntamiento).
Topos, ‘Audis’ y Aeropuerto de Castellón
“Las personas no son topos”. Este ha sido el argumento que ha expuesto el director general de Movilidad de la Junta de Andalucía, José Luis Ordóñez, para justificar un metro en superficie. En el asunto ha intervenido hasta Alberto Garzón, líder emergente de IU: “La derecha defiende el metro subterráneo para que los obreros vayan por túneles y los ricos por encima con sus Audis”. Nuevas Generaciones de Málaga ha contraatacado y acaba de lanzar la campaña #NOSomosTopos, a la que se ha apuntado, vía Twitter, el secretario de Estado de Igualdad y Servicios Sociales, Juan Manuel Moreno. “Málaga es una gran ciudad y merece un metro propio de las grandes ciudades”, escribe el número 2 de la ministra Ana Mato.
El arquitecto Salvador Moreno Peralta, premio nacional de Urbanismo por el PGOU de Málaga de 1983, sostiene que el Metro malagueño supone “nuestro Aeropuerto de Castellón: fue un disparate construirlo”, denuncia en declaraciones a El Confidencial. “Si uno ha viajado por Europa se ha cuenta que los tranvías son muchos mejores en ciudades como Málaga que un metro. Lo mejor es dejarlo tal y como está y no abrir un brecha subterránea en la ciudad. Europa ha vuelto al tranvía”, explica Moreno Peralta a este diario.
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre (PP), en una clara estrategia de confrontación directa con la Junta de Andalucía (y viceversa, por parte del Gobierno andaluz), no ha tenido más remedio que agachar la cabeza cuando se han rescatado unas declaraciones suyas de 1998 en las que veía el tranvía como la mejor opción de movilidad en la capital de la Costa del Sol, como reproduce el blog de Ignacio Trillo, exdelegado de la Consejería de Medio Ambiente en Málaga.
Una de las razones que esgrime el Ayuntamiento de Málaga es la velocidad. El Metro circula a 65 kilómetros por hora frente al tranvía, que viaja a 30 kilómetros. El agravio y el pique de Málaga con Sevilla (la capital andaluza estrenó el Metro en 2009, tras cinco años de obras y un sobrecoste de 300 millones de euros) también se utiliza como arma arrojadiza en esta guerra por decidir qué sistema es mejor: ¿Topos o Audis?