Con lo puesto, huyeron del castillo familiar de Glauchau (Sajonia, Alemania) por la puerta de atrás, mientras el temible ejército de Stalin entraba por la fachada principal. Tenían que llegar muy rápido a la parte occidental de Alemania. El Conde Rudi, el segundo de ocho hermanos, de 12 años, llevaba las riendas de uno de los coches de caballos. Los enemigos eran los rusos. Un puente, ya controlado por los americanos, y no muy lejos del castillo, les ayudó, pero faltarían 800 kilómetros hasta sentirse libres de modo definitivo.
“Fue como un Western, absolutamente”, recuerda Rudolf Graf von Schönburg, más conocido como el conde Rudi, de 80 años, que se acaba de quitar el elegante sombrero de paja al iniciar la entrevista. Ahora se alegra de los rusos: se han convertido en uno de los grupos de clientes más selectos. “Agradezco que me quitaran todo porque si no nunca hubiera llegado a Andalucía, donde vivo completamente feliz”, apunta el asesor estrella, representante de la actual propiedad, y ejecutor de la idea del Marbella Club, el oasis ideado y creado por su primo, el príncipe Alfonso de Hohenlohe, a finales de la década de los cincuenta. El germen de la Milla de Oro.
Aquí el resto de la Tinta de Verano de El Confidencial.