Por culpa de su imputación en los ERE, Magdalena Álvarez no llegará ni a comerse el turrón en su despacho de Luxemburgo. Su cargo como vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), que consiguió en julio de 2010 después de cesar como ministra de Fomento del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, está pendiente de un informe de su propia institución financiera para analizar si cumple el código de conducta del BEI.
El Gobierno está pendiente de conocer el informe que evaluará el impacto de la vinculación con el escándalo de los ERE falsos, en el que le imputa la juez Mercedes Alaya delitos de prevaricación y falsificación, para “hacer algo al respecto”, según confirmó el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, en el prestigioso foro Antares de Sevilla. El Ejecutivo tiene ganas de dejar caer a Álvarez y sustituir a la exministra socialista por alguien más cercano a De Guindos y al PP.