Justo cuando Fitur, una de las ferias turísticas más importantes del mundo, abría sus puertas en los pabellones de Ifema, Susana Díaz promocionaba las excelencias de los nuevos yacimientos de empleo de Andalucía. Se trata de la minería y, sobre todo, el ladrillo. “Sí a la construcción, no a la especulación”, fue el lema de Díaz en su comparecencia en el Parlamento de Andalucía. “Construcción sostenible”, lo denomina.
El súbito interés de la presidenta del Gobierno andaluz por la construcción contrasta con la escasa partida presupuestaria que ha aportado en los presupuestos de la Junta de 2014: si en 2009 la Administración invertía en obra pública 550 euros por habitante, “en 2012 el esfuerzo público se ha rebajado hasta los 105,4 euros por habitante; menos de una quinta parte en tres años”, según el Círculo de Empresas Andaluzas de la Construcción, Consultoría y Obra Pública (CEACOP).