Cuestionada desde su imputación hace casi un año en el caso ERE, la vicepresidenta del BEI, Magdalena Álvarez, no tuvo más remedio que presentar ayer su dimisión al frente del Banco Europeo de Inversiones a pesar de que había insistido una y otra vez tanto en público como en privado que se mantendría en el cargo para demostrar su inocencia. Estaba ahora más dispuesta que nunca a seguir fiel a su lema: “Antes partía que doblá”.
Como el Ejecutivo de Rajoy sabía de las intenciones numantinas de Álvarez, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, cambió de estrategia. De solicitar que cesara pasó a la acción. Forzó su dimisión ejerciendo una tenaz y contundente presión al presidente del banco, Werner Hoyer, en alianza con el Gobierno de Portugal sobre la inconveniencia de mantener como número 2 del BEI a una imputada implicada en un caso de corrupción gigantesco como el de las falsas prejubilaciones.