Ben Bradlee no ha muerto. Jamás puede morir el director que deja trabajar a sus periodistas las horas y días que sean necesarios para destapar grandes historias. Bradlee es sinónimo de Periodismo. En mayúsculas, claro.
Aquella tarde que conocí la redacción del diario The Washington Post fui muy feliz. Vi el despacho de Bradlee, la portada histórica Rixon Resigns y junto mis compañeros de beca del Departamento de Estado para conocer los medios de comunicación estadounidenses caímos rendidos de la emoción cuando observamos el despacho desordenado, repleto de cordilleras de papeles, de Woodward.
Aquí salgo yo con 11 años menos posando delante del letrero Newsroom. El mito del Watergate. El mito de Ben Bradlee. Una vida de un periodista ejemplar.
Larga vida a Bradlee.