Plaza de Montaño. Frente al recién estrenado local (no lo llaman sede) de Podemos en Málaga, hay un burger de esos caseros sin M mayúscula, que lo mismo sirven una con queso que un kebah. En una mesa del fondo, Félix Gil pide una tónica mientras intenta enviar, sin éxito, una foto por WhatsApp con su móvil Samsung. Gil, añada del 49, es periodista jubilado de Televisión Española. Estuvo afiliado al Partido Comunista y a Comisiones Obreras –desde el Franquismo, incluso con reuniones en París con Santiago Carrillo, esos tiempos de Teodulfo Lagunero– y ahora es el número uno de las listas de Podemos en Málaga a las elecciones autonómicas andaluzas.
Sorprende su insolvencia. “Estoy al borde de la suspensión de pagos”. Y eso lo explica después. Empieza hablando de azares. La jubilación es su júbilo perenne. “Me ha tocado la lotería sin haber comprado el décimo”, proclama a El Confidencial sin disimular su alegría de adolescente con acné. No, no se lo esperaba –ni de lejos– que Podemos le fichara para esta candidatura exprés tras colaborar en las elecciones europeas, en reuniones preliminares, con el partido X en Benalmádena.