Es un pueblo para viejos; pensionistas y parados decoran un escenario fantasma. Aznalcóllar, el Detroit de la minería andaluza, no sabe de otra cosa. Tampoco le enseñaron. A la 1 de la madrugada los perros aúllan como lobos esteparios y hace dos horas que cerró el último garito. A las 6 ya canta el gallo con desesperación. A esa hora el Bar Andalucía habría servido media docena de cafés y carajillos. De eso hace ya 13 años, cuando cerró la mina de Boliden, que causó en 1998 uno de losmayores desastres ambientales de las últimas décadas. Fue en el entorno de Doñana. Aznalcóllar, de 6.300 habitantes, a 36 kilómetros de Sevilla capital, sigue esperando que reabra su monocultivo de veneno y empleo.