En la noche menguante, Malí otea el mar. El barco machacaba una música loca y un pasajero cargante vitaminado de ego se escuchaba con atención. Malí por fin tenía un buen empleo y pensó que algún día podría comprarse esa casa iluminada que veía desde proa. Sus sueños viajaban sin descanso, hasta que un golpe de viento traicionero zozobró su vida sin remedio. En aquel naufragio, volvió a convertirse en un patera. Malí flota ahora debajo de la Luna.