“Es esperpéntico. Izquierda Unida no va a entrar en triquiñuelas que hayan querido hacer otras fuerzas políticas; no puedo entender cómo el PSOE y PP, cada uno con sus intereses, han unido sus votos para cargarse un dictamen de servicio a la sociedad andaluza», destaca Diego Valderas, coordinador regional de IU en Andalucía y vicepresidente de la Junta, contrariado ante un “pacto contra natura”, como lo tilda Ignacio García, presidente de la comisión y diputado de IU.
El pacto de Gobierno en Andalucía entre el PSOE e IU, “por ahora”, como precisa José Antonio Castro, portavoz de la coalición del Parlamento andaluz, no corre peligro, pero la distancia entre Griñán y Valderas podría ser inminente. El número 2 de la Junta quería llegar hasta el final en la comisión de los ERE y se ha topado con el PSOE, que se negó a situar a José Antonio Viera al frente de la trama que empezó a instruir la jueza Mercedes Alaya, aún de baja, y que podría incorporarse esta misma semana para relevar al juez Iván Escalera, amigo en Facebook del PSOE de Casariche (Sevilla), como adelantó El Confidencial.
Lo que no esperaba IU era que el PP se aliara con las tesis del PSOE. Los populares, como relata Juan Manuel Marqués Perales en los diarios del Grupo Joly, querían “el todo o la nada”. O colocaban a José Antonio Griñán como principal responsable político, o querían el naufragio general de la comisión, algo que finalmente ha ocurrido tras 17 años sin este tipo de control parlamentario en la Cámara andaluza.
Como apuntó Javier Caraballo en su ‘Matacán’ del pasado sábado, las comisiones parlamentarias derivan en fracaso: “No sirven para nada; esta de los ERE, sin embargo, es muy útil para analizar el escándalo y conocer de qué pasta está hecha la clase dirigente en Andalucía. Ya no existe ninguna duda: la culpa de la trama de los ERE la tiene el apuntador”. El apuntador es Manuel Gómez, ex interventor general de la Junta, a quien la comisión le responsabiliza de no haber avisado del fraude. Gómez alertó al menos en 15 ocasiones de irregularidades en el procedimiento, por la arbitrariedad y la falta de transparencia. También remitió sus informes a tres consejeros sin que nadie adoptara las recomendaciones.
El pleno que se tiene que celebrar el próximo miércoles en el Parlamento para aprobar el dictamen de la comisión de los EREs falsos probará la resistencia del tándem Valderas-Griñán. El presidente de la Junta, más preocupado por los resultados del PSOE en las elecciones catalanas que por su labor como jefe del Gobierno andaluz, tendrá que reconducir los puentes con la coalición de izquierdas si no quiere que la votación del dictamen se convierta en el inicio del fin de su matrimonio gubernamental con IU.