Quería dejar ya, de modo inmediato, el poder. Al alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, no le ha quedado más remedio que obedecer al presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, y renunciar a presentar su dimisión, como era su deseo. Griñán (también Manuel Chaves) veían ilógico y casi un suicidio para los futuros intereses del PSOE en la capital andaluza que Monteseirín abandonara la Alcaldía de la cuarta ciudad más poblada de España y tradicional cuna del socialismo español.