La pregunta (en la Tribuna Andalucía del Fórum Europa) vino del público, posiblemente de algún responsable o empleado de la Junta de Andalucía, muy solícito para agradar al jefe. A Griñán le pedían que hablase sobre el Museo Picasso (esta semana cumple seis años) y él soltó (la respuesta, cómo no, estaba más que preparada) la noticia local más jugosa. Málaga: 20 años bajo la mirada de Picasso. Fue en 1992 cuando en el Palacio Episcopal se inauguró la exposición Picasso Clásico, germen del museo inaugurado en 2003 en la calle San Agustín.
Veinte años después, Málaga, más que nunca se va a picassizar. ¿No estamos abusando del genio? Sin duda. ¿Acaso no hay otro mejor reclamo? Quizá ese sea el problema. Y eso que yo, lo confieso, soy de los primeros que creyó que el Museo Picasso revolucionaría la ciudad. Ha ayudado, mucho, pero no la ha cambiado tanto como se prometía. Seguro que ni a Picasso le gustaría lo que están haciendo con él. De lo bueno, de lo exquisito, no conviene abusar. Aunque sea el mayor icono del siglo XX y haya nacido en la Plaza de la Merced.