Sucedió anoche. Conciertos Terral. Saludo a Salomón Castiel, aún gerente del Teatro Cervantes y director del Festival de Cine.
– Estoy tranquilo- asegura Castiel.
(Sonríe).
– ¿Seguirás asesorando al Festival?- le pregunto.
(Ya no sonríe tanto).
– No sé nada.
Y culmina (casi sin empezar) la conversación.
Roberto Albacete (TVE) y Manolo Bellido (Canal Sur) charlan con Antonio Sánchez, capitán de prensa del teatro. Antonio Pastor ya tiene preparado el teleobjetivo para captar la mejor imagen de la musa canadiense.
Ella, rubísima, pelo lazio, vestido negro de gasa, con escote, zapatos negros y desafiante tacón de aguja. Con todos ustedes, Diana Krall… El piano le espera. Dos piezas y luego charla con el público. Tiene ganas de hablar de la Eurocopa, de la final. «Congratulations«. El fútbol, claro. Ella se ha alojado en Mijas (¿en el Byblos, donde Jesús Domínguez retrató a Lady Di en biquini para Diario 16 Málaga?).
Dos canciones. Y presenta a su equipo. El batería (Jeff Hamilton) se parece a Falcon Crest Chase Gioberti. El bajo -de estatura, no-, Robert Hurst, al padre del futbolista Senna. Y el guitarrista, Anthony Wilson, a un grunge talludito de Seattle. Suenan más los instrumentos que su voz, potente y personalísima, como si dejase que ellos se lucieran. Notas de piano casi imperceptibles. Virtuosismo técnico. Florituras con la cuerda. Y Krall mira cómo improvisan.
Hora y media de concierto. El Cervantes en pie. Un bis. Le piden Toca It’s Wonderful y luego una melodía de The Beatles, asegura A. Sánchez, que fue periodista musical de La Opi. Albacete dice que ha tocado mucho de Live in Paris. Bellido está contento. Y no ha tocado The look of love.
Salgo del teatro. En la terraza de la pizzería Romántica (es el nombre, no la cualidad del chiringuito) una mujer morena apura un cigarrillo rubio mientras lee el currículo de la Krall. Su marido observa la carta. ¿Qué quieres, querida? Déjame. Estoy leyendo jazz. Y viendo la foto de James O’ Mara.
Alfredo Taján y Nacho Alcalá cruzan la calle Casapalma a la altura de la librería Rayuela. Nacho va con un libro de hace cuarenta años de atractiva portada.
– Me han dicho que no ha sido para tanto.
– Creo que se ha reservado para el concierto del Conde Duque.
Esta noche, en Madrid. En los veranos de la Villa. También con la batería Chase Gioberti.
En fin, me lo perdí…
Ej bajista fue sustituido por el maestro John Clayton, el mismo que suele acompañar reiteradamente a la Krall, por ejemplo en le Live in Paris, efectivamente el cocierto se basó en este trabajo.
Alfonso, gracias por tu puntualización.