Casi medianoche. Miraba las fotografías de la irrenunciable exposición que ha coordinado Antonio Soto, delegado de la Agencia Efe en Málaga, cuando de repente, ya enfilando el final de la calle Larios, un hombre me para, casi a bocajarro, y pregunta dónde está la calle Granados. Alzo la vista y le indico que pasada la alfombra roja, que viaja hasta la Plaza de Uncibay, muy cerca, está el restaurante Mariano, en la calle Granados. Le voy a acompañar. No hace falta, de verdad. Ya pregunto. No, insisto, te voy a acompañar, Fernando.
Es Fernando Trueba, Oscar por Belle Epoque. Le entrevisté en Ronda, en los cursos de cine de la Media Business School que dirigía el productor Antonio Saura, hijo del director Carlos Saura. Trueba se quita los auriculares, grandes, enormes, blancos, a través de los cuales seguro que escuchaba jazz, su confesada debilidad, su pasión de melómano empedernido.
Camino con Trueba atravesando calle Larios. Hablando de cine, de literatura, de películas. De Antonio Banderas, de su Two Much, una comedia estupenda que muchos sólo asocian con el inicio de romance de Banderas con Melanie Griffith. Viene Trueba de presentar una película en homenaje a Fernando Fernán Gómez y camina, con paso decidido, muy rápido, ya calle Granada arriba, hablando de su próximo proyecto, en Chile, donde quiere empezar a rodar en junio. Trueba llega a Uncibay y sube calle Casapalma. Enfila calle Beatas y llegamos a Granados. Le dejo en el Mariano, inagurado en 1970, según el periodista mexicano Leopoldo Soto, enviado especial al Festival de Cine de Málaga, el «mejor restaurante de la ciudad». Diez minutos con Trueba, deliciosos, afables, de un hombre de cine, curioso y amante de la vida.