Aún así, a las 10 de la mañana ya estaba en el Ritz-Carlton en un acto de la Andalucía Film Commission. El Camino de los Ingleses (Summer Rain) se volvió a proyectar en la Berlinale, mientras Banderas empezaba un auténtico zafarrancho de entrevistas. La primera, a las 10.30 con Carola Wedel, de la ZDF alemana. Seis minutos. Sólo seis. Cada seis minutos cambio de entrevistador. Después de Wedel, el austriaco Gabi Flossmann y así hasta llegar a las 12.06 con Mathilde Bernard, del programa japonés (y se supone bien nutritivo) Cinema Sushi.
Tras las dos horas de proyección, Banderas y sus actores subieron al escenario del CinemaxX7, frente al rascacielos del Sony Center, para contestar a las preguntas del público. Los actores, simpaticotes. Fran Perea, que sigue sin afeitarse («¿No estoy bien así?», inquiere al bloguero), habla de «regalo». Raúl Arévalo sostiene que el director ha sido «sincero» consigo mismo. Y Alberto Amarilla se sigue atreviendo con el inglés: «Tiene el corazón valiente, como Braveheart«. El público se ríe. Tacha a Banderas de «quijotesco» y «padre». Y María Ruiz, portada en el Berliner Morgen-Post, que luce una gorra blanca (elegante), pendientes de aro y bolso negro, vuelve a recalcar que Luli es su papel. El de su vida. «Banderas me hizo entender porque me convertí en actriz».
Las ediciones de la Berlinale del Variety y de The Hollywood Reporter también recogen la presentación de Summer Rain. En el Variety, en la página doble. Foto de Banderas y los actores. En el Hollywood Reporter hablan de ‘Summer Lovin’ (página 2). Y Banderas, clásico gesto en él y que solía utilizar Bill Clinton, mira la cámara de John Mac Douglas (AFP) señalando con el dedo.
AB se toma un respiro de apenas una hora. Luego, a las 14.30 le espera el noruego Nils Gjerstad de la NRK. A las 20 horas, asiste a la ceremonia de los premios de Amnistía Internacional que premian a las mujeres del drama mexicano de Ciudad Juárez. También asiste Jennifer López. ¿Su punto en común? Bordertown. En castellano, Ciudad del Silencio.