No se escondía. Jugaba al solitario en el ordenador y se quedaba dormida al reposar su cabeza sobre la mesa. Jamás le importó. Los compañeros de trabajo, hartos de la situación, le hicieron una fotografía. Era Soledad A. la durmiente administrativa (personal contratado de la Junta) esposa de un jefe de servicio de la Consejería […]